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sábado, 23 de marzo de 2024

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             🍮 23 de marzo de 2024🍮

 

Mateo 27:57

Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús.


Los hombres que sepultaron a Jesús (Mateo 27:57; ver Juan 19:39). 1ra. Parte.


1. Veamos, primeramente, a José de Arimatea. Los cuatro Evangelios mencionan a José de Arimatea (Mateo 27:57-59; Marcos 15:53-45; Lucas 23:50-53; Juan 19:38), proporcionando una mejor compresión de su vida y carácter. Mateo 27:57, dice que era un hombre rico. Evidentemente, era próspero; poseía una casa amplia con un extenso huerto en su terreno, donde había construido un sepulcro el cual no había sido usado. Es probable que lo hubiera diseñado para sí mismo para el día de su muerte. Según Marcos 15:43, José era "un miembro noble del concilio", es decir "un consejero honorable", prominente y respetado del Sanedrin, concilio supremo de los judíos. Lucas 23:50 lo describe: "Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del concilio, VARÓN BUENO Y JUSTO (énfasis añadido). Añadiendo (v. 51) que "esperaba el reino de Dios", y además, que "no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos". Posiblemente, se encontraba ausente cuando el Sanedrin votó condenar a Jesús. Y el texto sugiere que posiblemente hubiera votado en contra. Las palabras de Lucas se ajustan perfectamente al carácter devoto de este hombre. Esta bondad y justicia, posiblemente, surgieron de una experiencia decisiva manifiesta en una actitud que Lucas destaca como permanente. Mateo dice que "había sido discípulo de Jesús". En algún momento, José se había encontrado con Jesús, y escuchado su mensaje; y el Espíritu Santo había hecho que su corazón rebelde se volviese a Jesús de Nazareth. Dejó de confiar en sí mismo, y puso su fe en el Salvador. Abandonó la autojusticia farisea para refugiarse en la justicia del Mesías. José de Arimatea fue salvo por la gracia de Dios. José sabía que Dios había prometido a Abraham y a su simiente un reino celestial en la tierra (ver Génesis 17:6-8). Tanto el precursor, Juan el Bautista, como el mismo Jesús habían proclamado el Reino venidero (ver Mateo 3:3; 4:17). José había oído y creído el mensaje de Jesús, y ahora esperaba la venida del Reino mesiánico. Más, había un fallo en José de Arimatea: "era un discípulo de Jesús secretamente por miedo a los judíos" (Juan 19:38). Su fe no era lo suficientemente fuerte para hacerle frente a las tensiones y presiones de la opinión de la gente: "el temor de los judíos" se apoderó de sus emociones y sentimientos, apagando el gozo del Señor en su corazón. De todos modos, simpatizamos con José aunque no estemos de acuerdo con su actitud. Reconocer a Jesús como el Rey Mesías y Salvador, significa aislamiento, persecución, quizás peligro de muerte, y hasta pérdida de sus propiedades. José de Arimatea tenía por delante un futuro difícil. Todo seguidor de Cristo lo tiene. #Continuará.


🎵Siervos de Jesús, hombres de verdad,

Guardas del deber, somos sí;

Libres de maldad, ricos en bondad,

Y seremos fieles en la lid.🎵

http://uncafecitonuevo.blogspot.com

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