👣UN CAFECITO NUEVO CADA MAÑANA👣
🍮 27 de junio de 2025🍮
JUAN 4:7-15
*La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.* (JUAN 4:12-14)
Todavía pensando principalmente en el nivel físico, replicó ansiosa: “Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla”. Su respuesta es paralela a la de la multitud galilea, que respondió a la enseñanza de Jesús sobre el pan del cielo así: “Señor, danos siempre este pan” (6:34; cp. v. 26). Si el agua viva traía algo más, ella estaba lista para recibirlo con tal de que eliminara su viaje diario al pozo y le diera también la vida eterna. En este punto, la mujer no parecía tener claro el asunto de la transformación espiritual. Jesús le había hablado sobre el agua de vida eterna y ella parecía dispuesta a aceptarla, pero no se habían establecido las condiciones. Esta mujer, como cualquier pecador perdido, necesitaba entender dos asuntos cruciales antes de poder recibir el agua de vida eterna; a saber, la realidad del pecado de ella y la identidad de Él como Salvador. En estos dos últimos puntos, Jesús trató estos dos asuntos. *Continuará*
🎵//Dame del agua que salta para la vida eterna//
Del agua que le diste a la Samaritana.🎵
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