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🍮16 de abril de 2025🍮
JUAN 2:23-25
Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre. (JUAN 2:24-25)
Sin duda, la diferencia entre la fe espuria y la fe salvadora es crucial. Es la diferencia entre fe viva y fe muerta (Stg. 2:17); entre los impíos, quienes van “al castigo eterno”, y “los justos [que entran] a la vida eterna” (Mt. 25:46); entre quienes oirán: “Bien, buen siervo y fiel… entra en el gozo de tu señor” (Mt. 25:21), y quienes oirán: “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mt. 7:23). Jesús no aceptó la fe falsa manifestada por quienes fueron testigos de sus señales, porque los conocía a todos, y por lo tanto no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues Él sabía lo que había en el hombre. Él conoce el estado verdadero de todos los corazones. Vio el corazón de un buscador sincero y verdadero en Natanael (1:47); vio en estas personas una fachada superficial, la sola atracción externa a sus señales espectaculares (cp. 6:2). La fe genuina salvadora va mucho más allá. Demanda el compromiso de todo corazón con Jesús como el Señor de la vida propia (Mt. 16:24-26; Ro. 10:9). El señorío de Jesús va de la mano con su deidad. Como Dios del universo, Él es digno de ser adorado y obedecido; de ser adorado con reverencia como el Rey de reyes y el Señor de señores (Ap. 19:6; cp. Fil. 3:10-11). Las tres viñetas en este pasaje (vv. 12-25) subrayan su deidad con claridad inequívoca. Como Dios, limpió Él solo el templo con celo mesiánico; como Dios, predijo su propia resurrección; y como Dios, conocía verdaderamente el contenido de los corazones de los hombres. Al mismo tiempo, estos tres relatos también describen el proceso de la salvación. La primera escena, la limpieza del templo, muestra gráficamente el odio que Dios tiene por el pecado y la impureza. La segunda escena, la explicación de la resurrección de Jesús, revela que Dios da nueva vida en Cristo, quien fue “resucitado para nuestra justificación” (Ro. 4:25). Y la escena final, la creencia superficial de las personas, revela que la provisión de salvación de Dios viene solo a través de la fe genuina salvadora. Continuará
🎵 Al contemplar tu obra en la cruz, Tanto amor derramado y todo por mí; Con gratitud me quiero acercar, Sólo tengo mi vida, acéptala.🎵
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