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🍮24 de abril de 2025🍮
JUAN 3:1-10
Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. (JUAN 3:4)
Respondió Jesús a la confusión de Nicodemo elaborando más la verdad que introdujo en el versículo 3: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”. Se han ofrecido varias interpretaciones para explicar la frase naciere de agua. Algunos ven dos nacimientos aquí, uno natural y otro espiritual. Los proponentes de esta perspectiva interpretan el agua como el fluido amniótico que fluye en el vientre justo antes del nacimiento. Pero no está claro que los antiguos describieran de esta manera el nacimiento natural. Más aún, la frase naciere de agua y del Espíritu es paralela a la frase naciere de nuevo en el versículo 3, por lo tanto, sólo un nacimiento está a la vista. Otros ven en la frase naciere de agua una referencia al bautismo, ya sea el de Juan el Bautista, o el bautismo cristiano. Pero Nicodemo no habría entendido el bautismo cristiano (que aún no existía), ni habría malentendido el bautismo de Juan el Bautista. Jesús tampoco se hubiera abstenido de bautizar a la gente (4:2) si el bautismo fuera necesario para la salvación. Otros ven la frase como una referencia a los lavamientos ceremoniales de los judíos, que el nacimiento del Espíritu supera. Sin embargo, los dos términos no están en conflicto entre sí, sino que se combinan para formar un paralelo con la frase “nacer de nuevo” en el versículo 3. Aqui debe de haber algo que Nicodemo sintiera conocido, pues Jesús esperaba que Nicodemo entendiera esta verdad (v. 10). El agua y el Espíritu suelen referirse simbólicamente en el Antiguo Testamento a la renovación y la limpieza espiritual (cp. Nm. 19:17-19; Is. 4:4; 32:15; 44:3; 55:1; Jl. 2:28-29; Zac. 13:1). En uno de los pasajes más gloriosos de todas las Escrituras donde se describe la restauración de Israel al Señor por el nuevo pacto, que Dios dijo por medio de Ezequiel 36:24-27. Con seguridad era este el pasaje que Jesús tenía en mente para mostrar que la regeneración es una verdad del Antiguo Testamento (cp. Dt. 30:6; Jer. 31:31-34; Ez. 1:18-20) que Nicodemo no desconocía para nada; ya que, sin el lavado espiritual del alma—limpieza alcanzada solo por el Espíritu Santo (Tit. 3:5) por medio de la Palabra de Dios (Ef. 5:26) —, nadie puede entrar a su reino. Continuará
🎵 h, oh, oh, oh, Hay que nacer del agua; Oh, oh, oh, oh, Hay que nacer del espíritu de Dios.🎵
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