Repartimiento de las Vestiduras

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                               🍮8 de febrero de 2024🍮

 

Mateo 27:35

Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes, para que se cumpliese lo dicho por el profeta: Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.

Nuestro Señor Jesús iba cargando su cruz; pero, debilitado por los azotes y el castigo recibido, se desplomó en el preciso momento en que  Simón el de Cirene viniendo del campo pasaba por allí. Y un soldado lo obligó a llevar la cruz; pues, según la ley romana, un soldado podía obligar a una persona a hacer cualquier cosa. Simón no vivía en Jerusalén, y lo más probable es que hubiese venido desde Cirene a la celebración de la Pascua judía. Así que este fue un encuentro aparentemente fortuito.  Cirene, antigua ciudad griega situada en el valle Jebel Akhdar, en la actual Libia, era la más importante de las cinco colonias griegas. Seguramente, Simón desconocía lo que estaba aconteciendo, y en el transcurso de la crucifixión, escuchando las palabras de Jesús, las acusaciones injusta de los sacerdotes y las injurias que le vociferaba la multitud, pudo comprender que aquel crucificado era el Mesías prometido. El testimonio que dan los Evangelios (Marcos 14:21-23; Lucas 23:26-32; y Romanos 16:13), nos lo informan. Si, al ser obligado a llevar la cruz fue atraído por Jesús al contemplar el rostro mas noble y humilde que jamás había visto, o cuando escuchó las palabras mas extraordinarias que jamás se habían pronunciado, o por la contemplación de la cruz, fue cuando ocurrió su conversión, nunca se sabrá a ciencia cierta. O si su conversión se debió al discurso de Pedro el día de Pentecostés (ver Hechos 2:1-10). Pero, es evidente que no solo el cirenaico fue influenciado por todo lo acontecido a su persona al ser obligado a llevar la cruz de Jesús, sino también su familia, pues en las Escrituras está registrado que su esposa ministró al apóstol Pablo, y sus hijos, Alejandro y Rufo, llegaron a ser destacados miembros de la Iglesia en Roma. De la frustración de Simón de Cirene al cargar forzosamente la cruz, surgió la revelación y salvación de este hombre y de su familia. El Mesías actuó mediante la suavidad de la gracia. Gracia que sigue vigente hoy día para todo aquel que acepte cargar la cruz de Jesús. Continuará.

🎵Hacia el Gólgota aquel con mi carga cruel, no me pide Jesús vaya yo. Mas corona tendré y mi cruz llevaré, En servicio leal a mi Dios. Llevaré pues la cruz que él me pide cargar, Moriré al pecado, al orgullo y al mal. Victorioso seré por su gracia y poder, Seguiré tras de él. Al Gólgota cruel. El Gólgota cruel. El Gólgota cruel.🎵

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