👣UN CAFECITO NUEVO CADA MAÑANA👣
🍮 30 de junio de 2025🍮
JUAN 4:7-15
*Jesús le dijo: Vé, llama a tu marido, y ven acá.* (JUAN 4:15)
Como la mujer no entendió la naturaleza del agua de la cual Jesús hablaba, Él llevó la conversación a la necesidad de arrepentimiento y salvación del pecado en ella. La petición del Señor expuso la situación de la mujer, su pecado: “Ve, llama a tu marido, y ven acá”. Quienes realmente tienen sed de la justicia que Dios entrega en la salvación, confesarán y abandonarán sus malos caminos (Is. 55:6-7). Las Escrituras no saben nada de la salvación sin arrepentimiento, y eso siempre ha requerido alejarse del pecado (Hch. 26:19-20; 1 Ts. 1:9). Jesús no vino a asegurar la perfección de los pecadores en la vida futura, mientras deja que sigan pecando en esta (cp. Jer. 7:9-10; Ro. 3:5-8; 6:1-2). Al contrario, “se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras” (Tit. 2:14; cp. Hch. 3:26; Ef. 5:25-27; Col. 1:20-23). El resultado es que quienes vienen a Él y reciben verdaderamente el agua viva de la salvación eterna han sido “libertados del pecado, [y se hicieron] siervos de la justicia…, siervos de Dios” (Ro. 6:18, 22; cp. Ef. 6:6; Col. 3:24; 1 P. 2:16). Jesús respondió al interés de la mujer ofreciéndole la oportunidad de confesar sus pecados, recibir el perdón para purificarse y pasar de la iniquidad a la justicia. *Continuará*
🎵Muchas cuentas tengo con mi Señor, muchas cuentas debo a mi Salvador; Si pagar pudiera su grande amor le daría todo mi ser.🎵