š£UN CAFECITO NUEVO CADA MAĆANAš£
š®10 de enero 2022š®
2 Reyes 19:1
Cuando el rey EzequĆas lo oyó, rasgó sus vestidos y se cubrió de cilicio, y entró en la casa de JehovĆ”.
El Rabsase cometió el error, de comparar los dioses falsos de todos los pueblos con el Dios verdadero. AsĆ que, oyendo estas palabras, el rey EzequĆas envió a sus oficiales conjuntamente con los ancianos de los sacerdotes, rasgados sus vestidos y cubiertos de cilicio, al profeta IsaĆas, hijo de Amoz, para que le dijesen: Este dĆa es dĆa de angustia, de reprensión y de blasfemia; porque los hijos estĆ”n a punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas. QuizĆ” oirĆ” JehovĆ” tu Dios todas las palabras del Rabsaces, a quien el rey de los asirios su seƱor ha enviado para blasfemar al Dios viviente, y para vituperar con palabras, las cuales JehovĆ” tu Dios ha oĆdo; por tanto, eleva oración por el remanente que aĆŗn queda. E IsaĆas les respondió: AsĆ dirĆ©is a vuestro seƱor: AsĆ ha dicho JehovĆ”: No temas por las palabras que has oĆdo, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria. He aquĆ pondrĆ© yo en Ć©l un espĆritu, y oirĆ” rumor, y volverĆ” a su tierra; y harĆ© que en su tierra caiga a espada. Y regresando el Rabsaces, halló al rey de Asiria combatiendo contra Libna. Y oyó decir que Tirhaca rey de EtiopĆa iba para hacerle guerra. Entonces volvió Ć©l y envió embajadores a EzequĆas, diciendo: AsĆ dirĆ©is a EzequĆas rey de JudĆ”: No te engaƱe tu Dios en quien tĆŗ confĆas, para decir: JerusalĆ©n no serĆ” entregada en mano del rey de Asiria. Y tomó EzequĆas las cartas de mano de los embajadores; y las extendió delante de JehovĆ”. Y oró EzequĆas, diciendo: JehovĆ” Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tĆŗ eres Dios de todos los reinos de la tierra; tĆŗ hiciste el cielo y la tierra. Inclina, oh JehovĆ”, tu oĆdo, y oye; abre, oh JehovĆ”, tus ojos, y mira; y oye las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente. Es verdad, oh JehovĆ”, que los reyes de Asiria han destruido las naciones y sus tierras; y que echaron al fuego a sus dioses, por cuanto ellos no eran dioses, sino obra de manos de hombres, madera o piedra, y por eso los destruyeron. Ahora, pues, oh JehovĆ” Dios nuestro, sĆ”lvanos, te ruego, de su mano, para que sepan todos los reinos de la tierra que sólo tĆŗ, JehovĆ”, eres Dios. Entonces IsaĆas hijo de Amoz envió a decir a EzequĆas: AsĆ ha dicho JehovĆ”, Dios de Israel: Lo que me pediste acerca de Senaquerib rey de Asiria, he oĆdo. Esta es la palabra que JehovĆ” ha pronunciado acerca de Ć©l: ¿A quiĆ©n has vituperado y blasfemado? ¿y contra quiĆ©n has alzado la voz, y levantado en alto tus ojos? Contra el Santo de Israel. Por cuanto te has airado contra mĆ, por cuanto tu arrogancia ha subido a mis oĆdos, yo pondrĆ© mi garfio en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te harĆ© volver por el camino por donde viniste. El celo de JehovĆ” de los ejĆ©rcitos harĆ” esto. Por tanto, asĆ dice JehovĆ” acerca del rey de Asiria: No entrarĆ” en esta ciudad, ni echarĆ” saeta en ella; ni vendrĆ” delante de ella con escudo, ni levantarĆ” contra ella baluarte. Por el mismo camino que vino, volverĆ”, y no entrarĆ” en esta ciudad, dice JehovĆ”. Porque yo ampararĆ© esta ciudad para salvarla, por amor a mĆ mismo, y por amor a David mi siervo. #ContinuarĆ”.
šµ Triunfo! Triunfo! Cantemos la gloria, del Rey poderoso, por cuya victoria; Quedó abolido el poder de la muertes; El fuerte vencido, por uno mas fuerte; JesĆŗs vencedor y vencido satĆ”n.šµ
http://uncafecitonuevo.blogspot.com
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