



Romanos 4:25
el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificaci贸n.
El Se帽or Jesucristo, fue entregado por causa nuestra; de ese modo, Dios estableci贸 su justicia aplicandosela sobre si mismo; haci茅ndose culpable en lugar nuestro. Muriendo como malhechor, pero, resucitado como Se帽or. Por eso, todo aquel que se reconoce culpable, que mira su condici贸n de pecador y de rebeld铆a contra Dios, y entiende en su coraz贸n que Dios, siendo sin culpa, se sacrific贸 por 茅l; y, en tal sentido, entrega su vida a Cristo, es justificado; es decir, declarado justo delante de Dios. Y, siendo justificado mediante el sacrificio y la resurrecci贸n de Cristo, recibe el perd贸n y la vida eterna. No por obra que podamos hacer ni dinero que podamos dar. No por el bien que hagamos a otros ni la buena conducta que podamos reflejar sino por la declaraci贸n del juez justo, que nos justifica y nos declara sin pecado en la resurrecci贸n de Jesucristo. Solo si aceptamos su sacrificio; el precio de nuestra redenci贸n.
馃幍No soy rescatado con oro o con plata, no vale dinero en los ojos de Dios; la sangre preciosa de Cristo fue el precio, de mi redenci贸n, de la condenaci贸n馃幍
El Se帽or Jesucristo, fue entregado por causa nuestra; de ese modo, Dios estableci贸 su justicia aplicandosela sobre si mismo; haci茅ndose culpable en lugar nuestro. Muriendo como malhechor, pero, resucitado como Se帽or. Por eso, todo aquel que se reconoce culpable, que mira su condici贸n de pecador y de rebeld铆a contra Dios, y entiende en su coraz贸n que Dios, siendo sin culpa, se sacrific贸 por 茅l; y, en tal sentido, entrega su vida a Cristo, es justificado; es decir, declarado justo delante de Dios. Y, siendo justificado mediante el sacrificio y la resurrecci贸n de Cristo, recibe el perd贸n y la vida eterna. No por obra que podamos hacer ni dinero que podamos dar. No por el bien que hagamos a otros ni la buena conducta que podamos reflejar sino por la declaraci贸n del juez justo, que nos justifica y nos declara sin pecado en la resurrecci贸n de Jesucristo. Solo si aceptamos su sacrificio; el precio de nuestra redenci贸n.
馃幍No soy rescatado con oro o con plata, no vale dinero en los ojos de Dios; la sangre preciosa de Cristo fue el precio, de mi redenci贸n, de la condenaci贸n馃幍
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