❖UN CAFECITO NUEVO CADA MAÑANA❖
Salmos 42:11
¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué
te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación
mía y Dios mío.
Las situaciones por las que, muchas veces,
pasamos, hacen que nuestras almas se sientan abatidas; que nos sintamos
turbados, desconsolados y decepcionados. El salmista se sintió en estas mismas
condiciones; más él, estando en este estado, no se puso a lamentarse, sino, lo
que hizo fue, preguntarse así mismo: ¿Porque estoy turbado y abatido? David
conocía el misterio de la alabanza a Dios, y conocía que lo mejor era esperar
pacientemente a Jehová, en medio de las difíciles situaciones.
Quizás en este día estemos frente a una
situación que nos tenga abatidos y turbados; pues, lo mejor que debemos hacer
es, esperar en Dios, y alabarle con todo nuestro ser, alma y corazón, hasta que de Él llegue el tiempo de
refrigerio a nuestras almas.